La participación de los padres y las madres en la educación de sus hijos es muy importante. Esta intervención provoca en los adultos muchas inseguridades y angustias.
La falta de unidad de criterio entre los padres, siendo las figuras de autoridad para sus hijos, es uno de los grandes lastres para educar. Es responsabilidad tanto del padre, como de la madre ponerse de acuerdo en las reglas y las formas de disciplina que emplearán en la educación de sus hijos. Cuando no existe este acuerdo y uno de los padres cede la autoridad a otro, los niños se resienten, por tanto, sería necesario que hablaran para ver si pueden acordar normas comunes.
Los niños no deben de recibir mensajes contradictorios. Si sus progenitores se desautorizan entre ellos, el pequeño no sabe a quién hacer caso y se siente perdido y sin referencias claras. Esto hace que a medida que el niño crece aprenda a utilizar esta situación en el propio beneficio. Tampoco es bueno para el niño que aunque están de acuerdo en las reglas, uno es más permisivo que el otro.
La educación de los hijos es una tarea continua en el tiempo y que se han de integrar en la formación de los pequeños aspectos emocionales e intelectuales, también las normas, límites y valores que vamos a utilizar.
Si no hay acuerdo en la pareja en la educación de los hijos:
Evita las discusiones con el otro progenitor en presencia del niño. Cuando, por ejemplo, el padre se esté enfrentando a una situación concreta con el niño, es necesario que la resuelva sin que el otro miembro de la pareja participe. Será después y sin el pequeño delante cuando se juntarán y expresarán sus desacuerdos o críticas para buscar soluciones sabiendo que es una responsabilidad compartida.
Evitar enfados, gritos y menosprecios al hijo y a la pareja. Cuando las cosas se dicen desde la tranquilidad tienen un efecto más constructivo que cuando se hace desde la crítica.
Actuar desde el rencor produce malestar. Una vez haya pasada la situación incómoda, hay que cerrarla y pasar a otra cosa.
Sin orgullo, mejor. Se trata de buscar lo mejor para el pequeño y lo mejor es que los padres eduquen de manera equilibrada. El pensar que se ha ‘ganado’ una discusión con la pareja sobre la educación del niño solo traerá repercusiones sobre el hijo.
Piensa que el niño no es el causante de los problemas , sino que es la principal víctima.
Empatía con la pareja. Trata de comprender la razones del otro y su visión sobre la crianza y trata de aportarle tu visión
Adoración.Navarro psicopedagoga