La edad de los dos años, dicen los psicólogos, es similar a la de la preadolescencia, etapa en la que el niño dice un adiós sin retorno a la etapa de bebe. Una etapa de maduración, compleja y exigente que necesita de normas y limites
- Acaba de descubrir el mundo. Ya puede correr, hacer piruetas… pero el mundo es amplio, es más que amplio… Y aparece el miedo. Miedo a no saber en qué dirección ir. Miedo a perder la seguridad que tenía cuando era bebé. Miedo a fracasar. Miedo a tener que hacer todo por sí solo: comer, vestirse…
- Si en esta etapa los padres no son capaces de mostrarle los límites, ese sendero que tiene que recorrer para madurar, el niño se sentirá perdido, totalmente desorientado. De ahí la importancia de poner normas y límites a los niños de 2 años, ya que les ofrece seguridad.
la ausencia de normas y límites puede ser muy peligrosa. Las niñas y niños que crecen en un entorno sin límites pueden convertirse más fácilmente en tiranas
Los límites permiten estructurar el cerebro infantil, en continua ebullición, pero siempre enseñándoles cómo cumplir dichos límites. De nada sirve que los impongamos si no hemos explicado qué esperamos de ellos.
Los límites ayudan al cerebro a adaptarse y prepararse para los cambios y las diferentes actividades, provocando que se active la zona ejecutiva del cerebro y preparándolo para aprender. Al igual que las rutinas, dan seguridad y facilitan el aprendizaje, ya que cuando algo se repite y se práctica, el cerebro interioriza lo que tiene que hacer, motivando que la niña o niño se relaje y se adapte más fácilmente a las situación
- Usa normas y limites claros y directos, sin rodeos y firmes: ‘es la hora de recoger tu cuarto’; ‘Es la hora del baño‘. Usa los imperativos, pero de forma cariñosa, sin gritos ni tono amenazante, pero sí firme. Eso sí, puedes ir anticipando lo que va a tener que hacer, para que el cambio no le pille de improviso. Por ejemplo: ‘te queda un ratito de juego y en seguida recoges’.
- Usa el No. El No, claro y sin explicaciones adicionales. Esto no se hace,
- Ayúdale a reconocer sus emociones Para un niño pequeño no es fácil reconocer que siente ira, tristeza o miedo. Educa su inteligencia emocional y explícale por qué se siente de esa manera.
- Usa palabras positivas. En lugar de hablar de lo ‘desordenada’ que tiene la habitación, habla de ‘lo bonita que estaría ordenada’. Recuerda, siempre en positivo.
- Debe haber coherencia entre ambos padres, si como padre o madre no le permites hacer algo, el otro tampoco debe hacerlo.
Qué NO se debe hacer
- Acabar cediendo, ya que estaremos transmitiendo que no es tan importante que el límite se cumpla.
- Poner límites demasiado ambiciosos, inalcanzables o no adaptados a la situación, al desarrollo o a la edad evolutiva de la criatura.
- No explicar e incluso pactar de antemano las consecuencias de no cumplir con el límite fijado, ya que esto dificulta su cumplimiento y la aceptación de dichas consecuencias,