La práctica psicomotriz educativa es una metodología que acompaña a las actividades lúdicas del niño. Está concebida como un itinerario de maduración que favorece el paso del placer del actuar al placer de pensar, y permite que el niño se sienta seguro frente a los conflictos. Creer en el niño es, es en primer lugar, ofrecer el afecto, la ternura y un marco de acción lo más regular posible, con el fin de apoyar un sentimiento de seguridad necesario para el desarrollo de todas sus funciones.
En nuestra Escuela trabajamos la psicomotricidad desde múltiples perspectivas, consiguiendo que el niño esté estimulado permanentemente.
Un correcto proceso de estimulación psicomotriz en el niño de 0 a 3 años tiene muchísimos beneficios, y no solamente a nivel motor, sino también a nivel cognitivo (estimula la percepción de las cualidades de los objetos, introduce nociones espaciales…) también a nivel socio-afectivo y emocional.
Todo nuestro equipo trabaja la psicomotricidad siempre queriendo sorprender e ilusionar al niño, como forma de mantenerle permanentemente estimulado: por ejemplo, ¡no hay nada más divertido para el niño que trabajar la psicomotricidad gruesa en el circuito de seguridad vial!
Psicomotricidad integra interacciones cognitivas, emocionales, simbólicas y sensoriomotrices en la capacidad de “ser” y de “expresarse” en un contexto psicosocial.
Basándonos en una concepción integral del niño, trabajaremos diferentes actividades lúdicas donde interacionaran el conocimiento, la emoción, el cuerpo y el movimiento.
Trabajar la psicomotricidad tiene una gran importancia para el desarrollo de la persona, así como de su capacidad para expresarse y relacionarse en el mundo que lo envuelve.